CULTURA DIGITAL PEDAGÓGICA
En el cierre de
las actividades del Proyecto Red Global de Aprendizajes, desarrollado el 30 de noviembre de 2017, el Prof. Wilson Netto decía que las actividades que se habían
compartido durante la tarde daban cuenta de un cambio cultural, que se advierte
tanto en las producciones que se compartieron como en las expresiones de los
actores.
Mientras lo
escuchaba me preguntaba cuál es esa nueva cultura a la que cambiamos y al
pensar en las instituciones y en las aulas, entiendo que esa nueva cultura,
como lo dijimos en el último congreso Siglo XXI: Educación y Ceibal, se trata
de una cultura digital pedagógica.
Claves para seguir avanzando…
Primera clave:
hay que entender que el obstáculo ya no es tecnológico, sino metodológico.El
cambio pasa por comprender que las tecnologías tienen un potencial interesante
y que, si se planifica acertadamente su integración, constituyen una
oportunidad para la mejora de los aprendizajes. Como dice Fainholc (2017) “el problema no es ahora el acceso a los
entornos educativos virtuales, porque cada vez son más abiertos y libres, y de
menores costos. El problema no es tecnológico ni económico, sino de opción
epistemológica y político-cultural de las instituciones”…(Pág. 54). En este sentido el acompañamiento a
esos docentes que todavía, por diferentes razones, no son partícipes de esa
cultura digital, más que brindar recetas, tiene que generar un cambio de
actitud fruto del sentido que descubren en las tecnologías al integrarlas a sus
prácticas cotidianas. Al respecto Vaillant (2017) rescata esta idea de la
importancia de la actitud al expresar: “La
familiaridad con las tecnologías es un requisito para su integración en el
aula, pero por si sola no basta. El éxito depende de manera importante de la
actitud de los docentes”. (Pág,. 89)
Segunda clave: es
necesaria una postura docente crítica. Las decisiones que se adopten a nivel
institucional, o de aula tienen que ser por convicción y no por una
prescripción externa. Iaies y Ruibal (2017) nos advierten respecto a que “el punto de partida para planificar el uso de
nuevas tecnologías como componente propio del sistema educativo está en la
comprensión de las demandas de la escuela y sus actores para resolver problemas
fundamentales y encarar procesos institucionales de mejora de los aprendizajes
de todos…(Pág. 119). Reforzando esta idea, y del mismo modo que Beatriz
Fainholc (2012) refiere al concepto de tecnología educativa apropiada y
crítica, también la cultura digital pedagógica es apropiada y crítica, porque,
si bien puede generarse desde aportes externos, se consolida a través de
reflexiones y procesos internos de cada uno de los actores.
Tercera clave:
No alcanza únicamente con el compromiso de los docentes que desarrollan sus
prácticas en el aula, se requiere un compromiso colectivo que incluya a todos
los actores, pero sobre todo a los supervisores, tanto los de primer como
segundo orden. En este sentido es primordial el rol del maestro director como
líder pedagógico de la institución, capaz de generar las condiciones para
habilitar la consecución de los objetivos educativos. Compartimos una reflexión
de Barrios (2017) que refuerza esta idea: “el
supervisor es parte del proceso de construcción de otras señas de identidad de
la institución con énfasis en nuevos modos de pensar y leer el mundo”.(Pág.
109).
Cuarta clave:
este proceso requiere una alianza con la familia porque no se trata de
habilitar todo lo que está al alcance de la mano de los niños. Muchos autores
han escrito sobre este aspecto: Balaguer (2017) expresa: “Hace ya un buen tiempo que planteamos con convicción que no solo se
trata de cuándo darles a los más pequeños la primera pantalla, sino de cómo y
para qué hacerlo”… (Pág. 27).
Concretar o alcanzar estas
cuatro claves que hemos visto van a permitir a su vez generar un escenario
educativo permeado por esa cultura digital pedagógica que habilitará un mejor
contexto para el aprendizaje, pues lo esencial radica justamente en lograr
contextos de aprendizaje acorde a la realidad en la que viven hoy nuestros
niños. Cobo (2017) aporta argumentos que refuerzan esta idea cuando expresa: “el
reto está en trabajar en ello y promover que se generen contextos de
aprendizaje que favorezcan la configuración de un ecosistema de innovación y construcción de conocimiento capaz de ir más allá de los contenidos y los
contenedores.(Pág. 61).
Cuando se nos pregunta cuál es el cambio que ha generado el Plan Ceibal, creo que una de las respuestas es esta idea del cambio cultural que se vive en las aulas, fundamentalmente a nivel del Consejo de Educación Inicial y Primaria..